El envejecimiento es un proceso natural que afecta a todos los seres humanos, el cual dependerá de nuestra raza y genética. Sin embargo, algunos factores pueden acelerar el proceso de envejecimiento de nuestra piel y tener un impacto negativo en nuestra apariencia. Estos factores que aceleran el envejecimiento incluyen:
- Exposición a la radiación ultravioleta (uso de cámaras bronceadoras o largos periodos al sol buscando broncearse).
- Tabaquismo.
- Mala alimentación (dietas ricas en azúcar, carbohidratos y grasas saturadas, con poco consumo de verduras y frutas).
- Falta de ejercicio.
- Consumo excesivo de alcohol.
- Estrés.
- Contaminación.
Es importante ser consciente de estos factores y tomar medidas para reducir su impacto en nuestra piel.
Por ejemplo, usar protector solar cuando nos exponemos al sol, llevar una dieta balanceada rica en vitaminas y minerales, también hacer ejercicio regularmente y controlar los niveles de estrés. Pueden ayudar a retrasar el proceso de envejecimiento de nuestra piel.
Lo más valioso que debemos recordar es que no existe una causa única para el envejecimiento de la piel. Hay una variedad de factores que aceleran el envejecimiento. La piel envejecida a menudo se siente más seca y menos elástica de lo que solía ser. A veces también puede sentirse más sensible, especialmente alrededor de áreas como la nariz, la boca y los ojos. Los signos y síntomas varían de una persona a otra, pero algunos comunes incluyen piel opaca, resequedad, áreas con descamación, arrugas finas o líneas de expresión profundas en la cara y el cuello.
Según nuestra genética y los hábitos que tengamos las primeras décadas de nuestra vida, los cambios aparecerán de forma más rápida o más tardía. Por eso es fundamental el uso de protector solar desde la niñez y a partir de los 20 años, como parte de los cuidados para prevenir y atenuar estos cambios.